El viaje de "Elio": Cuando Pixar y la NASA cruzan sus órbitas
- proyectogeosatelit

- 7 jul
- 2 Min. de lectura
Cuando la animación y la ciencia se dan la mano, nacen relatos que no solo entretienen, sino que educan, emocionan y despiertan curiosidad. Eso es exactamente lo que ocurre en "Elio", la más reciente apuesta de Disney-Pixar, una película donde un niño, un disco dorado y una vieja sonda espacial se entrelazan para contar una historia profundamente humana. En el corazón del filme late una figura real: la sonda Voyager de la NASA, enviada en 1977 para explorar los confines del sistema solar y que hoy, décadas después, inspira a una nueva generación a mirar hacia las estrellas.

Realidad científica en una historia fantástica
La Voyager 1 y 2 fueron lanzadas por la NASA con 16 días de diferencia en 1977. Su misión era explorar los planetas exteriores del sistema solar, pero con el tiempo se convirtieron en los primeros objetos humanos en alcanzar el espacio interestelar. Ambas llevan un Disco de Oro con saludos en distintos idiomas, música y sonidos de la Tierra, pensados como un mensaje de bienvenida para cualquier forma de vida inteligente que las encuentre en su camino. En julio de 2023, la Voyager 2 dejó de comunicarse con la Tierra, generando un eco emocional inesperado entre el equipo de Pixar que desarrollaba "Elio". En la película, Elio, un niño que se siente desconectado del mundo que lo rodea, encuentra el Disco de Oro en un museo aeroespacial. Fascinado con su significado, comienza a imaginar que puede establecer contacto con civilizaciones alienígenas. Justo en ese instante, el "Communiverso" —una organización interplanetaria ficticia— intercepta una de las sondas Voyager y responde. Por un azar del destino, Elio se convierte en el receptor del mensaje, lo que desencadena una serie de eventos que se desarrollan en la película.

Desde su concepción, "Elio" quiso rendir un homenaje fiel a la Voyager. Para ello, Pixar consultó a científicos de la NASA, al exastronauta Rick Mastracchio, y a expertos como Jill Tarter, pionera del Instituto SETI. También se utilizaron modelos tridimensionales detallados y documentación real de la agencia espacial para construir con precisión digital la sonda y el Disco de Oro. Tal fue el nivel de detalle que la escena donde la Voyager aparece volando por el espacio requirió más de 152 mil horas de renderizado computacional: el equivalente a 4,25 años de trabajo en una computadora estándar.
Las voces y sonidos del Disco que se reproducen en el filme son, en su mayoría, audios originales incluidos en la versión real enviada por la NASA. El equipo solo regrabó una voz por cuestiones de derechos. Incluso la imagen de la carátula del disco, mostrada en el museo de la película, es auténtica, reforzando el vínculo entre ficción y realidad.
Pixar y la NASA: una alianza para imaginar el futuro
La colaboración entre Pixar y expertos aeroespaciales no es nueva, pero "Elio" marca un punto alto en la integración entre animación y divulgación científica. Más allá de la estética visual y el cuidado técnico, hay una apuesta narrativa por fomentar la curiosidad, el pensamiento crítico y la empatía. En un contexto donde el espacio vuelve a ser protagonista de agendas internacionales, la aparición de la Voyager en una película infantil puede despertar vocaciones, abrir preguntas y sembrar sueños.













































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