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El impacto del calentamiento global en la órbita terrestre

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    proyectogeosatelit
  • 26 mar
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 31 mar

El cambio climático es una amenaza que no solo afecta la vida en la Tierra, sino que también podría tener consecuencias significativas en el espacio. Un estudio realizado por investigadores del Massachusetts Institute of Technology (MIT), publicado en Nature Sustainability, ha revelado que el calentamiento global podría reducir entre un tercio y un 82 % el espacio disponible para satélites en la órbita terrestre baja (LEO, por sus siglas en inglés) hacia finales de siglo. Esta reducción pone en riesgo la seguridad de los satélites y la sostenibilidad de la infraestructura espacial, lo que podría afectar desde las telecomunicaciones hasta la observación climática y la navegación GPS. Este descubrimiento plantea un nuevo desafío en la exploración y gestión del espacio, un ámbito que, hasta ahora, no se consideraba vulnerable al cambio climático.


Imagen: astronoo.com
Imagen: astronoo.com

¿Por qué el espacio para satélites está en riesgo? El estudio del MIT parte de un fenómeno físico clave: el aumento de la concentración de dióxido de carbono (CO₂) en la atmósfera. Este incremento afecta la temperatura de la atmósfera superior y, en consecuencia, su densidad. La capa atmosférica que rodea la órbita terrestre baja se está enfriando y contrayendo debido a la acumulación de gases de efecto invernadero, lo que provoca una reducción en la resistencia aerodinámica que ayuda a "limpiar" la órbita de escombros y satélites fuera de servicio. En términos simples, la atmósfera terrestre actúa como un mecanismo natural de limpieza, ralentizando y eventualmente desintegrando los satélites y desechos espaciales en órbitas más bajas. Sin embargo, con la reducción de la densidad en la termosfera, los objetos en órbita baja permanecerán activos por más tiempo y, al no desintegrarse como antes, aumentará el riesgo de colisiones y acumulación de basura espacial. Los investigadores del MIT utilizaron modelos climáticos avanzados y datos de emisiones de carbono para calcular cuánto se reduciría el espacio orbital seguro. Según sus estimaciones, si las emisiones de gases de efecto invernadero continúan aumentando al ritmo actual, el área segura para satélites podría disminuir hasta en un 82 % para 2100. Incluso en un escenario más optimista, donde las emisiones de carbono se reducen de manera significativa, la contracción de la termosfera aún resultaría en una disminución del 33 % del espacio utilizable. Los resultados de este estudio tienen implicaciones críticas para la industria aeroespacial y para la gestión del espacio exterior. Actualmente, hay más de 9.000 satélites en órbita, de los cuales aproximadamente 4.000 están activos. Con la creciente demanda de servicios de telecomunicaciones, Internet satelital y observación de la Tierra, se espera que nuevos satélites sean lanzados en los próximos años.



Imagen: cooperartivaciencia.cl
Imagen: cooperartivaciencia.cl

Soluciones y medidas para mitigar el problema A pesar de lo alarmante de estos hallazgos, existen algunas estrategias que podrían mitigar el impacto del cambio climático en la órbita terrestre baja. Algunas de ellas incluyen: 1. Regulaciones y gestión del tráfico espacial Las agencias espaciales y organismos internacionales deben establecer normas más estrictas para la gestión del tráfico en el espacio. Esto incluye regulaciones más rigurosas para la eliminación de satélites fuera de servicio y estrategias para evitar la proliferación de basura espacial. 2. Desarrollo de tecnologías de eliminación de desechos Empresas privadas y agencias gubernamentales están desarrollando sistemas para eliminar escombros espaciales, como redes, brazos robóticos y tecnologías de remolque satelital. Estas iniciativas pueden ayudar a reducir la acumulación de basura en la órbita baja. 3. Diseño de satélites con autodesintegración Una solución viable es el diseño de satélites que se desintegren de manera más eficiente una vez que terminen su vida útil. Empresas como SpaceX ya han comenzado a desarrollar satélites con materiales más sostenibles y sistemas de autodesorbitado para minimizar el impacto ambiental. El problema raíz sigue siendo el cambio climático. Reducir las emisiones de carbono a nivel global no solo beneficiaría al medioambiente terrestre, sino que también ayudaría a preservar la estabilidad de la atmósfera superior y la seguridad de la órbita terrestre baja. Si bien aún hay tiempo para mitigar los efectos de este fenómeno, es crucial que tanto gobiernos como empresas espaciales actúen con rapidez. La gestión del tráfico espacial, la inversión en nuevas tecnologías y la reducción de emisiones de carbono son pasos fundamentales para garantizar que la exploración y el uso del espacio sigan siendo viables en el futuro.

 
 
 

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